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LA CALLE DEL FANTASMA
Calle del fantasma, Candelaria
Calle en pradera, carrera 1ª
De la calle 9ª a 10ª callejón 9.A
Hace muchos años el Ingeniero Alex Mogollón, el alcalde de su época le encargó empedrar el barrio La Candelaria; contrato que debía ejecutarse en 6 meses y 6 días, de lo contrario, la pena que debía cumplir el ingeniero era el destierro, castigo frecuentemente usado en época de la Colonia.
Don Alex era muy conocido por todas las tiendas y tomaderos del barrio, cada noche le hacía dieta a su “chichita” como amorosamente la llamaba. De tanto tomar se le pasó el tiempo de cumplir el trabajo, se asustó tanto que no sabía cómo cumplir; no había poder humano para en la última noche acabar de empedrar el barrio. En su borrachera llamó e invocó el Diablo y le propuso que le acabara el trabajo en esa noche, pero que no le faltara ni una sola piedra, y si eso sucedía así, el ingeniero le entregaría el alma al Diablo. Siendo así, Don Alex se entregó a las de esta vida chicha y de las mujeres. Todo lo que deseaba en su última noche de cristiano: bebió hasta perder su conocimiento.
Esa noche, duendes y diablos se vieron trabajando por toda La Candelaria, especialmente por la Calle del Calvario; unos subían piedras, otros bajaban piedras; el trabajo de 6 meses y 6 días se debía hacer en 6 horas. Al día siguiente, el trabajo quedó listo. El barrio para estrenar su empedrado armaba su fiesta. Se despertó el ingeniero y el Diablo le estaba cuidando su sueño; entonces le habló de la siguiente manera: “Ya despertó, ahora vamos a ver mi trabajo y yo voy a ver en qué me llevo mi alma”.
Caminaron por toda la Candelaria y todo perfecto, hasta que llegaron al callejón de la calle del fantasma; allí subieron revisando el trabajo y encontraron que hacía falta una piedra. El Diablo, muerto de ira, tuvo que irse sin su alma, pues el trato era claro; “que no falte ni una sola piedra”. Hoy en día la calle está aún empedrada y todavía está el hueco de la piedra faltante.
Como dato curioso, la cuadra tiene 665 piedras en su empedrado, faltó una para cumplir todo su trabajo.
Doña Carmen Domínguez, residente del lugar desde principios del siglo pasado, cuenta que en noches oscuras se ve a un parroquiano tratando de cuadrar algo en el piso; lo que lo han visto no saben a ciencia cierta qué es, pero se atreven a decir que parece ser la piedra 666.
¿Quién se estará robando las piedras de las diferentes calles empedradas que aún existen en el Centro Histórico?. Con mucho cuidado levanté una del Camellón del embudo, continué el camino; vinieron a mi memoria unos coleccionistas de toda clase de piedras, piedras de las calles, piedras halladas de los antiguos andenes, pilas de agua del tiempo de la Colonia, piedras que sirvieron de lavaderos a nuestros ancestrales parientes; NO, son los fantasmas los que se las llevaron.